Un recuerdo para "chisporrotear", ¿te vienes al tunel de tiempo?

Com ud. ya sabe en Chucherias La Herradura, disponemos de una gran variedad de chucherias, todas de gran calidad, unas comunes, otras no tanto, y otras dificiles de encontrar.

Otras... Que han sabido resistir el paso de los años!!!!

Tantas cosas desaparecen, o simplemente no las hemos conocido: Verano Azul, Barrio Sesamo, Nintendo de 8 Bits, Hombreras..., Mecano...


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¿Le suena esta imagen?



¿O esta otra, más antigua?




Sí..., las reconoce, ¿verdad? ¿O son nuevas para usted?, ¿o para ti?

Sea un chaval o una persona mayor, seguro que lo ha probado, y repetido más de una vez, ¿verdad? Aunque también hay quien no las ha probado nunca.

Esta divertidisima chucheria fue muy popular en los años 80, y lo sigue siendo.

Lo característico de esta chucheria es dificil de explicar, es decir, o lo sabes o no lo sabes,la has probado o no la has probado pero no puedes explicarlo del todo bien, para saber lo que es, hay que probarlo, y una vez qeu se prueba, no se olvida.

Lo principal de esta chchera es su "Chisporroteo" dentro de la boca, esas cosquillitas en la lengua e incluso la garganta que tantas veces hemos probado todos. Un verdadero estallido de sonidos dentro de tu boca.

Esto se produce por el Anhidrido carbónico(totalmente inofensivo como es logico y presente en muchos otros alimentos), el cual se libera al entrar en contacto con la saliba de nuestra boca.

Esta chucheria tiene muchísimos usos, hay incluso un recetario, el cual, lejos de ser infantil y simplemente anecdotico, da grandes ideas para restaurantes, el menú de una boda, comunión, fiesta fin de año...

¿Se imagina la cara de sus invitados en cualquier fiesta (grande o pequeña, en un restaurante o en el comedor de su casa) al probar el postre con petas zetas?

¿Que tal un helado o un flan algo chispeante?

Lealo a ver que le parece.

Peta-reZetas

Los Peta-Zetas son uno de las golosinas más divertidas que cualquiera de nosotros hemos probado nunca. Son esos sobres de pica-pica que tenían la particularidad de que al contacto con la saliva burbujeaban y explotaban en la boca, haciendo cosquillas y produciendo una sensación única e inolvidable. En definitiva, nos referimos a esto, para los más despistados:




Pues bien, una característica tan particular, tan lograda y tan exclusiva, no podía ser obviada a la hora de elaborar recetas divertidas. Hoy vamos a repasar someramente alguna de las recetas que hemos encontrado en la Red, que entre sus ingredientes utilicen este refrescante pica-pica explosivo.

“Una [receta] muy fácil es un foie-gras micuit con peta-zetas. Lo tuve en el restaurante, y el conjunto del paté graso y el petazeta refrescante, es muy bueno. Otra es el bombón de chocolate con peta-zetas.”.

Quien dice esto no es un remuevepucheros cualquiera que regente un barcito. Es nada menos que Darío Barrio, cocinero televisivo (habitual en el Canal Cocina y con su propio show en Cuatroº) y chef del prestigioso restaurante Dassa Bassa de Madrid.

En la alta cocina, cada vez es más habitual el añadido de este “aderezante” de fantasía, explosivo y efervescente, hasta el punto de que Ferrán Adriá ha bautizado a ese efecto que se produce en la boca como “fizzy”. Y en algún otro blog culinario se preguntan si acaso los Peta-Zetas son el nuevo vinagre balsámico de la alta cocina, dado que en algunos restaurantes modernos, “de platos cuadrados”, lo empiezan a utilizar en aquellos platos que antes se aderezaban con un chorrito de módena.

Como ya estamos viendo, el uso de un producto tan “friqui”, tan artificial, tan pop y tan “de la generación Nocilla” (y por tanto, con ese puntito nostálgico…) como los Peta-Zetas no es algo delimitado sólo a la repostería, donde hasta cierto punto es comprensible y lógico su uso (quién no ha hecho alguna vez en casa una tarta de capas de galleta, adornada con gominolas, chimos o nubecitas de algodón), sino que, cada vez más, los chefs más prestigiosos lo emplean en manjares salados. Vamos a ver algunos de los casos más curiosos que hemos encontrado en la Red:

Natillas con helado de galleta Chiquilín.

Lo hemos leído en el Diario del Gourmet de Provincias y del Perro Gastrónomo. En un fino restaurante de Pontevedra, y después de saborear platos de caza mayor y manjares deconstruidos, de postre les sirvieron unas natillas con helado de galleta chiquilín, con la superficie caramelizada y crocante, aliñada con un puñado de Peta-Zetas de limón.

En realidad, mezclar helado con PZ es algo que hace tiempo que se viene haciendo (mencionaré dentro de un momento otro plato de la alta cocina que parte de este concepto, cuando hable del señor Adriá, que qué ganas tengo), e incluso hay más de un ejemplo de helados industriales (de Frigo, creo) con este mismo efecto, y todos lo hemos probado. Pero ciñámonos a platos pensados no exclusivamente para niños, y sigamos avanzando.

Tarta de chocolate de efecto fizzy.

Este concepto lo hemos visto en varios sitios, entre ellos el mencionado arriba por el carismático Darío Barrio. Una tarta/muerte por/pirámide/flan de chocolate, salpicada en su cúspide por unos pellizcos de Peta-Zetas (más rico si es de fresa, con su bella explosioncita amarga y dulce a la vez), resulta, como decíamos, algo lógico, si el chef pionero de turno resulta que alguna vez en su infancia tuvo la suerte de toparse con un sobre de estos en la tienda de chuches. Casi casi que lo vemos como una alternativa, en dulce, a la sal gorda.

Peta-Zeta de chocolate.

El “Dalí de los fogones” (como ha llegado a llamarle algún insensato) Ferrán Adriá, jugueteó con los PZ y su textura, hasta dar en el clavo con lo que andaba buscando, e incluso comercializa una variante de nuestros efervescentes amiguitos, en su gama de… llamémoslas “especias deconstruidas”, TexturasSosa. Concretamente, a esta especie de “conguitos explosivos” de la imagen, los llama Peta-Zeta de chocolate, y su composición es la siguiente: “Clásico Peta Zeta granulado con piel de chocolate, ideal para bañarlos enteros en chocolate o en caramelo, o bien triturarlos hasta convertirlos en polvo y mezclarlo con otros elementos, como por ejemplo frutas o sorbetes, al final todo depende de tu creatividad.”.

No es de extrañar la pasión que en su momento sintió Adriá por los PZ, cuando son bien conocidos platos suyos como la paella de Kellogg’s (sic) o su algodón dulce de guisantes con jamón (éste me lo he inventado, pero sin duda en algún momento lo habrá catado en su laboratorio gastronómico), que a veces parece que Ferrán fuese un niño pequeño metido en el cuerpo de un alquimista bizarro. De pequeños todos hemos hecho potingues en los cumpleaños de nuestros amiguitos, mezclando en un vaso todos los refrescos de la fiesta y añadiendo gusanitos, patatas fritas y pedazos de tarta. Pues más o menos es lo que hace ahora Adriá, pero mezclando el potingue en un sifón de nitrógeno líquido y sirviéndolo en una exquisita copa de vidrio tallada a mano, y cobrándonos 70 € el plato.

Y es que había que dedicar más espacio a Ferrán, quien en una reciente rueda de prensa estuvo comiendo Peta-Zetas a puñados delante de la prensa… Mencionemos también que otro de los postres que alguna vez pasó por su Bulli era un “polo de fresa de Aranjuez con Peta Zetas al eucalipto”…

Panna cotta de chicle de sandía con peta zetas.

Otro postre fantasía, que gustará tanto a la niña que juega a las barbies como al otaku de la casa. Extraordinariamente dulce, se trata de una hermosa copa de cóctel en la que vertemos unos 6 chicles de sandía previamente licuados en un cazo y texturizados con láminas de gelatina. Se acompaña con nata líquida, nata montada, petazetas y si queremos una piruleta por cuchara.

La magnífica receta completa la tenemos aquí.

Espuma helada de blue tropic (con nitrógeno líquido) con crujiente instantáneo de azúcar.

Encontramos esta otra receta, bastante simpática, también heredera de los pucheros mágicos y pioneros de Ferrán Adriá, y a medio camino entre la repostería y la coctelería. Por supuesto, el uso de los sifones de nitrógeno líquido adrianescos no está al alcance de cualquiera, pero si queremos quedar como unos verdaderos anfitriones del siglo XXI, se me antoja excelente. Que los ferrero-rochers no se llevan nada esta temporada. En resumen, se trata de una nube de Blue Tropic (ése comodín de Rives para la coctelería golosa de color azul) decorada con, entre otras muchas cosas, frambuesas liofilizadas y un pellizco de PZ (Nota: la foto no se corresponde, pero nos hacemos una idea).

Café Peta-Zetas.

“Hay una compañía de cafés (www.delta-cafes.es) que entre sus recetas tiene el café Peta Zetas (” el café mas explosivo” anuncian). Y como viene bien a la burla política le han dado la oportunidad de anunciarlo en el teatro Albéniz de la Comunidad de Madrid. Su anuncio está en un casillero en forma de postal junto a programas de teatro. Esperanza Aguirre no tiene verguenza y los cafeteros tampoco.”. Es un comentario que leemos en uno de los siempre refrescantes y nostálgicos artículos retro-pop de la página de Viruete, artículo dedicado por entero a mayor gloria de los Peta-Zetas que recomiendo vivamente.

Tomarse un café con PZ (perdón, Don Ferrán: al “efecto fuzzy”) es una experiencia casi extrasensorial, o cuando menos hipersensorial, y eso sí que lo he probado alguna vez. Como adicto al café y a las gominolas de toda la vida, más de una vez le he añadido al cappuccino o al irlandés un puñadito de PZ, sobre todo cuando tengo visitas, espolvoreado en la cima, y al remover todo el ungüento con una cuchara realmente parece que el café explosiona y nos fizzyfizza entre los dientes.

Otra opción de la que hemos oído hablar es el cappuccino tricolor, que no es otra cosa que tres pisos de gelatina de colores con sabor a café, igualmente aderezada con nata y su explosioncita de Peta-Zetas. De éste me hablaron un día, que a algún amigo le pusieron de postre en una comida de empresa.

El cartel de la imagen está en una cafetería-pizzería del Reina Sofía, de Madrid. Que viva el café de autor infantilón.

Fabada con Peta-Zetas.

Pero dejemos de lado ya los postres y las copas de sobremesa, y vamos a los platos fuertes: os juro que no me lo estoy inventando, que hay un restaurante en Asturias en el que sirven fabada con Peta-Zetas. Este plato ganó este mismo mes de mayo el II Certamen Gijón de Tapas, y se trata, más concretamente, de un puré de fabes, aderezada con nuestro explosivo polvo mágico. “Es igual que comer fabada con el culín de sidra incorporado”, decía uno de los miembros del jurado. “Fabada que suena” o “Fabada explosiva” es alguno de los nombres con los que se la conoce desde entonces y, servido en una delicada taza de cristal y adornada con un fino crujiente tocinaco, nos lo sirven en el restaurante Entreplazas de Gijón, regentado por el autor de la receta, Carlos Ramos.

Cremosito de foie.

Este otro plato de fantasía consiste en una botella de coca-cola de 2 litros de plástico, “en cuyo interior almacena el ‘cremosito de foie’, un pincho con crema de foie, manzana macerada durante dos días en cocacola y, para simular la «chispa de la vida» y el gas del refresco, un clásico de la infancia: Peta-Zetas”.

Otra receta premiada recientemente en Asturias, en este caso en el XII Congreso Nacional de Hostelería. El autor de este pincho chiripitifláutico, Marcos Morán, del restaurante Casa Gerardo (Gijón).

Suponemos, por lo tanto, que esta receta pone en evidencia la inviabilidad de que mezclar Coca-cola con Peta-Zetas da como resultado una terrible explosión nuclear.

Micuit con Peta-Zetas.

No podíamos dejar de volver a reseñar uno de los platos explosivos más conocidos de la alta cocina, el ya mencionado al principio micuit de foie-gras con Peta-Zetas del restaurante Dassa-Bassa, del figurón televisivo Darío Barrio.

Como ya hemos dicho, se trata sencillamente de un pedazo de micuit de pato, un manjar que no es otra cosa que hígado de pato, que en lugar de ir en crudo como el fuagrás de toda la vida, se cuece previamente durante algo más de una hora. En este caso, Darío rompió el clásico aderezo de mermelada de frutas rojas, añadiendo unas cuantas escamas de PZ granulado, junto a un caramelizado crujiente.

Y esto es cuanto hemos encontrado, en cuanto a recetas con Peta-Zetas llevadas a cabo, reales y servidas en restaurantes serios, premiados y, en general, de precios prohibitivos. Pero echando a volar la imaginación, por qué no probar una salsita reducida con Peta-Zetas, para añadir al bistec, o una tortilla con Peta-Zetas de cebolla.

Otro día hablaremos de otras recetas tan simpáticas y que nos retrotraen a nuestra niñez, como la tortilla de Cheetos, el puré de Juanolas, los calamares à la Risketos, la lubina con Oreo o la ensalada de marshmellows. Total, cosas peores se han visto y se comercializan por el mundo. Cosas como comerse insectos fritos, o compartir una pizza de paella; y me remito a la siguiente foto (absolutamente real, captada en Polonia), y de paso me despido:

Fuente http://pasodedietas.com/?p=92

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